Mesa redonda en Zaragoza sobre creación contenidos en Internet
Presentación de la mesa redonda
Hoy hablamos sobre la mesa redonda que tuvo lugar en las I Jornadas sobre creación de contenidos y comunicación en Internet. Precisamente, esta mesa redonda versaba sobre la creación de contenidos en Internet y en ella participaron Fernando Lalana, Joan Boluda e Isaac Baltanás. Estaba moderada por Chusé Fernández. Entre el público se encontraban personas de referencia en la comunicación como Emma Rodero y Sonia Blanco.
Creación de contenidos en Internet, en esta nueva era
Chusé lanzaba una primera pregunta al aire: ¿Existe la posibilidad de crear contenidos en Internet diferentes, nuevos… o ya está todo inventado?
Isaac comenzó diciendo “Las fórmulas cambian, los principios permanecen”. Los mismos principios que se usaban en el periodismo hace cien años, se usan ahora en los blogs. Los principios son los mismos, ya sea en la escritura, en la fotografía o el sonido. Sólo que se están desvirtuando las ideas, por tanto quizá deberíamos mirar atrás porque los medios tradicionales tienen mucho que enseñarnos.
La democratización de los contenidos en Internet y su calidad
Joan Boluda estaba de acuerdo y añadía que nos hemos comunicado desde siempre, las reglas son las mismas, pero los formatos cambian. La digitalización de contenidos en Internet está pasando por todas las industrias de la comunicación. Ocurrió con la música y está llegando a los libros.
La democratización en la generación de contenidos en Internet implica que haya más ruido, mucho más contenidos, pero de menor calidad. En este contexto es importante la labor del curador, la del editor, es decir, los profesionales encargados de mantener la calidad en la edición de los contenidos en Internet. Una figura que desgraciadamente está desapareciendo. El rol está cambiando.
Según la idea de la democratización en la generación de contenidos en Internet, la gente tiene derecho a publicar lo que quiera. Ahora quien tiene que decidir si algo es bueno o no, si algo tiene calidad, es el propio consumidor, votando con su compra. Pasó con la música, está pasando con el cine y las editoriales están pasando por lo mismo.
El caso de Serial
Estas ideas se trasladan al podcast y un ejemplo muy claro es el éxito de Serial. En el público se llegó a plantear la idea de si en el podcast ha sido todo un éxito, ¿será lo mismo en la radio? De hecho Serial comenzó siendo un éxito en la radio, producido por una productora de radio This American Life y luego pasó al formato podcast. Desde casi cualquier punto de vista, la radio y el podcast no tienen factores diferenciales porque todo al final es contenido sonoro. Las reglas son las mismas. Con Serial ha quedado demostrado más que nunca que las fórmulas cambian y los principios permanecen.
Las fórmulas cambian, los principios permanecen.
La ficción sonora
Serial es un reportaje periodístico con storytelling, exactamente el mismo principio, (y hasta la misma fórmula) que utilizó Orson Welles. Setenta y ocho años después, lo único que ha cambiado ha sido la tecnología.
En este sentido, un podcast recomendable y que tiene incluso un parecido mayor con La Guerra de los Mundos de Welles, es Limetown. Se trata de una obra de pura ficción, con ese aire apocalíptico de Welles. Ni Limetown ni Serial son en absoluto nada nuevo. Nosotros lo vemos como una fórmula novedosa, pero en países como México existen podcasts de éxito que son pura ficción sonora. Tal vez España sea la única isla donde no se trabaja bien la ficción sonora ni el guión literario en general.
Cualquier otro país tiene más producción de ficción radiofónica que España. Quizá sea España el único país en el que al mencionar “ficción sonora” pensamos en algo antiguo. Pero en realidad la ficción sonora son más cosas. Cambiemos el nombre de ficción radiofónica por otro, luego le sumamos un buen guión y además lo hacemos accesible desde Internet: ya tenemos una fórmula de narrativa transmedia. Un ejemplo de todo esto es The Archers, el serial radiofónico más antiguo del mundo.
El guionista en España
Uno de los trabajos menos valorados, pero más importantes es el de los guionistas. Es un trabajo denostado en España de los peores pagados, cuando en Estados Unidos es uno de los trabajos más buscados y del que depende gran parte de la industria audiovisual. A veces, en España, el guionista es el que arregla a golpe de guión los problemas de presupuesto de una película o de una serie. Muchos puestos de guionistas han desparecido, porque la cultura en nuestro país no se ve como una industria.
La cultura y el cine en España
Esto hace que algunos productores hagan películas para ellos mismos, porque han conseguido una subvención, pero no las hacen con la intención hacerlas rentables, con la intención de obtener ese dinero invertido de vuelta. En el cine español y en la cultura en general, continuamos esperando a que sea “papá Estado” quien nos pague los gastos de producción, sin pensar en hacer de ese proyecto algo rentable.
El asunto de la cultura para nuestro gobierno, sea quien sea quien esté en el poder, no va a mejorar. Por todo ello hay que buscar otros modos de financiación. Es más, en el momento en que se acaben las subvenciones mejorarán los métodos de financiación de la cultura española. Dependemos demasiado de ellos y eso se tiene que acabar. La cuestión es que seguimos dependiendo de este sistema poco sostenible porque de momento a unos cuantos les va bien.
Las nuevas tendencias
Ahora mismo estrenamos una película en las salas de cine, esperando que la piratería no se coma todo el capital. Mientras tanto los consumidores tienen que esperar a que la obra se estrene en otras plataformas como Netflix. Cuando ya no salga a cuenta y este sistema se derrumbe los estrenos se harán a nivel global, en todos los formatos y plataformas a la vez. Se hará marketing, se potenciarán las fórmulas de crowdfunding… pero mientras haya alguien que pague a fondo perdido, no espabilaremos.
Alguien del público preguntaba: “¿Si se acabasen las financiaciones, mejoraría el cine?” La industria de la cultura en general mejoraría con la gestión privada de la cultura, asegura Lalana. Hay fenómenos culturales de primer orden que deberían seguir subvencionados para que podamos disfrutarlo todos, pero más allá de eso preferiría que los productores gestionasen sus propia financiación. Por otra parte, bien es cierto que se magnifica un poco la parte de las subvenciones, pero en realidad no hay tantos casos. No es algo tan generalizado.
Algunos presentes entre el público que venían del sector del cine, aseguraban que si las subvenciones se acabasen, la industria del cine mejoraría mucho, pero también opinaban que el crowdfunding no siempre funciona en el cine.
Sobre el crowdfunding
Joan Boluda decía que otras fórmulas de financiación para la cultura pueden ser las agencias de publicidad, o las agencias de crowdfunding que se encarguen de comprobar la calidad de la propuesta. Verkami tiene una buena tasa de éxito, porque existen personas que asesoran y filtran los proyectos. Hay que saber también hacer marketing sobre esto. Hay consultores crowdfunding, para saber si los proyectos están bien planteados. Plantear un plan de crowdfunding a lo loco no funcionará. Crowdfunding, patrocinio, buscar una empresa que tenga un cliente potencial que coincida con tu oyente potencial…
Todas estas fórmulas son aplicables al podcasting, aseguraba Boluda. Hay agencias que se dedican a eso, lo que pasa que ahora mismo hay poco surtido de podcast, no siempre hay podcasts de esos temas que demandan los clientes. Otra manera de monetizar el podcast es crear tu propio contenido extra, como contenido de pago, es decir podcast premium. De esa manera tenemos material extra que podemos darle a todos los mecenas del crowdfunding, o bien vía pago directo. Un ejemplo de esto es Now Playing. Quizá lo más notable de todo esto es que el podcast es una industria aún muy incipiente. Estamos aprendiendo, empezando, nos decía Boluda.
Isaac completaba la disertación de Boluda poniendo un caso concreto de podcast premium, diciendo que, por ejemplo, una forma sería ofrecer sólo los últimos 50 capítulos, o los últimos 10. Para acceder a los demás, al catálogo de fondo se establece una plataforma de pago. Ha sucedido así en el pasado con la prensa, o con determinados canales de televisión. Una vez más, las fórmulas cambian, los principios permanecen.
El país del todo gratis
Isaac comentaba también, para argumentar que España no está preparada para aceptar una cultura de pago, que Netflix está en España por educación que los directivos de Netflix ya sabían desde un primer momento que iban a ganar dinero en determinados países como España.
Sonia Blanco, que ya se encontraba entre el público, puntualizaba que si seguimos con la cultura del «todo gratis», no vamos a avanzar en nuestra cultura. Es absurdo, cuestionarse el pagar un precio tan bajo como 7 euros al mes a cambio de una cantidad tan ingente de contenido como el que ofrece Netflix. Apostillaba Boluda que España es el país que se quejaba porque WhatsApp valía 0,79 euros, pero que se compran iPhones de 800 euros. Es una cuestión cultural. Chusé Fernández decía que esto caerá por su propio peso, porque las próximas generaciones lo van a pagar. Isaac completaba la idea diciendo que al final obtienes por lo que pagas. Y si no pagas, al final dejarás de obtener contenidos de calidad.
Con estas conclusiones acabó la mesa redonda celebrada en las I Jornadas sobre creación de contenidos y comunicación en Internet.