Breve historia del podcast. Los verdaderos inicios no son los que imaginas
Cuando pensamos en el origen del podcast, casi siempre nos viene a la cabeza la era de Internet: el iPod, iTunes, los blogs y la tecnología RSS. Y sí, todo eso fue decisivo. Pero la historia no empieza ahí. Los verdaderos inicios se remontan mucho más atrás, a un invento casi olvidado que apareció en un periódico argentino en los años treinta.
Antes de llegar a esa parte, conviene aclarar de qué estamos hablando cuando decimos “podcast”.
Un podcast es, en esencia, un archivo de audio bajo demanda que se publica de manera recurrente. No importa si se trata de una entrevista, una ficción sonora o un boletín informativo. Lo importante es que el oyente puede escucharlo cuando quiere y suscribirse para recibir cada nuevo episodio.
Los podcasts no tienen reglas fijas:
- Tipos: pueden ser emisiones de radio encapsuladas, contenido totalmente original o incluso incluir formatos mixtos (como PDF o vídeo acompañando al audio).
- Duración: no existe un estándar; cada programa dura lo que necesita.
- Estructura: también es libre; algunos siguen un guion clásico de introducción, desarrollo y cierre, y otros apuestan por el caos creativo.
Pero más allá de definiciones modernas, hay una pregunta clave: ¿cuándo empezó realmente el podcast?
Para responderla hay que viajar un siglo atrás, al tiempo en que Thomas Edison presentaba el fonógrafo… Y, poco después, un ingeniero argentino llamado Fernando Crudo inventaba el fotoliptófono, un sistema que permitía publicar audios… en papel.
El verdadero inicio: el fotoliptófono
Si atendemos a la definición estricta de podcast —un archivo sonoro distribuido de forma recurrente y consumido bajo demanda—, los verdaderos orígenes no se encuentran en Silicon Valley ni en la era de Internet, sino mucho antes. En 1934, el ingeniero argentino Fernando Crudo presentó un invento llamado fotoliptófono, que permitía almacenar sonido en papel mediante gráficos impresos. La gran ventaja frente al fonógrafo era doble. Por un lado, el soporte se degradaba mucho menos que los discos de cera; por otro, abría la posibilidad de distribuir mensajes sonoros a través de la prensa escrita.
De repente, un periódico podía incluir en una sola página una pista de audio de hasta dos minutos de duración. Era un archivo bajo demanda listo para ser reproducido por cualquier lector que tuviera el aparato correspondiente. Lo que hoy llamaríamos “episodios” podían publicarse en cada número del diario, convirtiendo al fotoliptófono en la primera tecnología que ofrecía archivos de audio recurrentes y accesibles bajo demanda. Esa es exactamente la esencia de lo que hoy definimos como podcast.
El invento, sin embargo, no prosperó. La fuerza comercial del fonógrafo y la inminente irrupción de la radio lo relegaron rápidamente al olvido. Pero desde el punto de vista conceptual, el fotoliptófono anticipó con décadas de ventaja la lógica del podcasting moderno. Es decir que esta tecnología ofrecía contenidos de audio distribuidos en un medio periódico y consumidos en el momento que el oyente decidiera.
Por eso, cuando hablamos de los orígenes del podcast, no deberíamos pensar únicamente en el iPod, en iTunes o en el RSS. El punto de partida real estuvo ya presente en aquel experimento olvidado de 1934. El podcast nació sobre papel.
La radio
Mientras la guerra de formatos de grabación se desarrollaba sin demasiadas dudas a favor del fonógrafo (el fotoliptófono quedó en el olvido), la radio tomó la vez y se convirtió en el medio de distribución sonoro masivo. La radio no tenía posibilidad de ofrecer audio bajo demanda, pero tenía otras muchas ventajas respecto al fonógrafo:
- Inmediatez: el audio llegaba en tiempo real
- Distancia: el audio podía llegar a miles de kilómetros de distancia
- Sencillez: la radio no requería infraestructura. Poco a poco los receptores de radio se fueron haciendo cada vez más y más comunes. En los años 30 en Estados Unidos había uno o varios receptores por cada hogar. En 1960 los receptores de radio llegaron al automóvil. Pocos años después las radios portátiles eran omnipresentes y hasta la llegada del siglo XXI fue el medio más eficiente y barato para consumir contenidos en audio.
- Una oferta cultural muy interesante: La oferta de contenidos de la radio (radionovelas, documentales radiofónicos, entrevistas….), era muy atractiva y variada, especialmente en las emisoras de radio no vinculadas a las grandes cadenas.
- Multitarea: La sociedad mundial se desarrolló con la conciencia de que uno podía hacer otra cosa mientras se informaba o se entretenía con contenidos sonoros.
La invención del MP3
Consideramos la radio como la madre natural del podcast, pero la difusión por ondas sonoras aún tenía una cuestión por resolver: era efímera. No se podía consumir a la carta. El principal escollo estaba en los métodos para almacenar la información. Un archivo de audio ocupaba demasiado espacio. Sin embargo, en 1991, el Instituto Fraunhofer, con Karlheinz Brandenburg como figura clave, estandarizó el formato MP3, una forma de codificar el audio en bits ultraeficiente que permitía guardar archivos de muy larga duración en muy poco espacio (un 90% menos de espacio).
Con este nuevo paso comenzó a ser viable la transmisión de archivos de audio a través de Internet. La unión de Internet más el MP3 propició la proliferación de reproductores de MP3 durante la siguiente década y el irrupción definitivo del iPod en octubre de 2001 como reproductor de contenidos sonoros por excelencia. Ahora todo el mundo podía consumir contenidos a la carta, llevándolos fácilmente en su bolsillo, daba igual si eran 1000 canciones o 1000 historias sonoras.
La fiebre de los informativos radiofónicos
A finales de los setenta la radio, el portador nato de historias en sonido, comenzó una reestructuración generalizada. Se sustituyeron los guionistas y los cuadros de actores por redactores y periodistas. Intercambiaron las ficciones sonoras y los documentales radiofónicos por los informativos. En países donde abundan las emisoras descentralizadas, como Estados Unidos, el cambio fue más progresivo. Sin embargo, en España, donde la gran mayoría de los 3000 emisores activos pertenece a las grandes cadenas, el cambio se dio en apenas una década y para la entrada en el siglo XXI predominaban los contenidos principalmente musicales o informativos. Quedaba una gran demanda de formación y entretenimiento en formato sonoro por cubrir.
El auge de los blogs, el caldo de cultivo tecnológico del podcast
Mientras la radio vivía completaba esta transformación y por otro lado el MP3 creaba la autopista para los contenidos sonoros bajo demanda, otra revolución se estaba forjando sobre la palabra escrita. En Internet comenzaba la revolución de los blogs, un formato escrito de publicación periódica que podía crear cualquier usuario de Internet. La diferencia entre un blog y las páginas de Internet estáticas estribaba en el RSS.
La tecnología RSS es un pequeño código oculto en las páginas web que permite a un usuario suscribirse. Cuando la página web se actualiza el usuario recibe una notificación, de forma que no tenía que visitarla periódicamente. En estos días de smartphones y notificaciones a todas horas, la tecnología RSS puede parecer primitiva, pero ese cambio tan pequeño transformó la forma de comprender el modo en que viajaba la información digital. Cualquiera podía crear un blog y cualquiera podía suscribirse. Había nacido la web 2.0.
Al igual que el fonógrafo, la radio o el MP3, la aparición de los blogs basados en RSS sentaron las siguientes bases. Cualquier usuario podía…
- convertirse en emisor de su propio contenido, ya no sólo podían hacerlo los grandes grupos de comunicación.
- crear un canal de contenidos bajo demanda y de publicación recurrente, no sólo los periódicos y revistas.
- elaborar su propia audiencia segmentada, fidelizada con un alto interés en la temática, es decir, susceptible de ser viable para un modelo de negocio.
Con estos avances tecnológicos y las bases que se sentaron en la sociedad se inicia la verdadera historia del podcast.
La modificación del RSS
En 2001, Dave Winer (Radio UserLand) añadió a RSS el elemento «enclosure», que permitía adjuntar archivos de audio en cada entrada. En 2003–2004, Adam Curry popularizó su uso con iPodder, que descargaba automáticamente esos audios y los sincronizaba con el iPod.
Este adelanto, al que llamaban “Audioblogs” causó furor entre los más geeks y los audios bajo demanda a través de Rss proliferaron a través de los ordenadores de todo el mundo. Cada nueva actualización era considerada un episodio de una serie que trataba un tema determinado que era del interés del productor. En otras ocasiones cada episodio podía tratar una temática distinta. En cualquier caso, muchos se suscribían a los audioblogs como parte de una nueva tendencia de consumo cultural que arrasaba entre los early adopters.
El hecho de que fueran una mutación de los blogs, hacía que los audioblogs permitieran tener portadas, nombre de autor, nombre del locutor e incluso descripciones con links a otros contenidos multimedia para enriquecer la experiencia. Es decir, el podcast, desde sus inicios, traía consigo unos metadatos que unos años más tarde serían muy relevantes para su posicionamiento.
El origen de la palabra podcast
El 11 de febrero de 2004, el periodista Ben Hammersly publicó un artículo en The Guardian donde sugería que Hacía referencia a que podcast podía ser la contracción de iPod (el reproductor de música del momento) y Broadcast. Existe otra tendencia en la que se cree que Podcast es la contracción de Pod (encapsulado) y cast (emisión), como equivalente al Broadcast cuando nos referimos a la radio.
iTunes, la biblioteca universal del podcast
En junio de 2005 Apple actualizó su programa de gestión musical iTunes, incluyendo el apartado Podcast, oficializando así el bautizo del formato con este nombre. Ahora los metadatos del podcast (portada, nombre del productor, descripción…) cobraban mucha importancia, pues iTunes exigía que los productores cumplimentasen esta información con sumo cuidado. Este fue el despegue definitivo de un formato que cambiaría nuestro modo de consumir todo tipo de contenidos en sonido. Sin embargo, su explosión no fue instantánea. Aún tendrían que pasar diez años más.
Los smartphones
En 2007, una vez más de la mano de Apple, llegó el Smartphone. Este aparato permitía suscribirse, descargar y consumir los podcasts directamente desde el dispositivo, sin necesidad de conectarse a ningún ordenador. En poco tiempo llegó el 4G, una velocidad de conexión inalámbrica mucho más rápida. Esto propició que los usuarios se descargasen los podcasts en cualquier lugar, en cualquier momento, llevándolos consigo todo el tiempo.
Acceso generalizado a medios técnicos
Por otra parte, durante la primera década del siglo XXI, como en muchos otros sectores, los aparatos electrónicos para producción sonora vieron cómo sus precios se abarataban radicalmente. Para hacernos una idea, en 2001, para crear un programa de radio con una calidad decente hacía falta un estudio valorado en decenas de miles de euros. En 2015 se podía obtener la misma calidad de sonido con un equipo de doscientos euros.
En 2016 comienza el auge de los Smart Speakers en Estados Unidos. Esta tendencia que se propaga por todo el mundo en los siguientes dos años, hasta llegar a la actualidad.
Todos estos factores ocasionan que el podcast sea el canal de comunicación omnipresente, perfecto para formar, informar, entretener y persuadir a las grandes masas. Prácticamente no hay nada que no tenga cabida en el podcast.
Serial, el cataclismo en los datos de consumo
Aunque el podcast gozaba de muchos factores tecnológicos y sociales a su favor, no terminó de ser un medio de consumo masivo hasta 2014. Ese año, de los creadores de This American Life, se estrenó Serial, el podcast de investigación dirigido por Sarah Koenig que rompió todas las barreras imaginables de audiencia en este medio. Hasta ese año muy pocos contenidos sonoros podían contar con audiencias de siete cifras.
El terremoto de Serial afectó al resto de podcasts. Stephen Dubner, director de Freakonomics Radio declaraba que su audiencia había crecido en dos millones sólo por el estreno de Serial. Este fenómeno no penetró tanto en España, pero propició el camino para que tuviéramos nuestro propio hito en podcast. Así, en junio de 2016 se estrenó Podium Podcast, una plataforma de podcast cuyo buque insignia inicial fue El Gran Apagón, una distopía en el que se describe un apocalipsis a causa de una tormenta solar. La directora de la serie Ana Alonso, también podía hablar de millones de descargas acumuladas en poco tiempo.
Consolidación de los podcasts
En 2016 el podcast dejó de ser una cosa de Geeks o early adopters para convertirse en un fenómeno de masas, en un medio de comunicación masivo. Los directorios de podcast, especialmente iTunes, se llenaban de miles de publicaciones nuevas cada día. Los metadatos se hacían más complejos y comenzaba a hablarse del posicionamiento del podcast dentro de los directorios, en conjunción con el SEO.
Después de Serial a nivel internacional y El Gran Apagón en España, vinieron otros muchos podcasts de gran éxito, como Limetown que fue llevado al formato de televisión. Aquí es donde se produce uno de los primeros trasvases del podcast a otros formatos audiovisuales, como había sucedido con la literatura o el teatro.