Producir un podcast con hardware o software: El gran debate
El debate de producir un podcast con hardware o software no es nada nuevo
¿Quieres pasar un buen rato? Mete a un puñado de entusiastas del audio en una habitación, sin distracciones, y luego pregúnteles qué es mejor: ¿una cadena de audio a base de plugins o a base de hardware? ¿Hardware o software? El entretenimiento está asegurado. Y es que sobre la pregunta de: «¿es mejor producir un podcast con hardware o software?» hay una gran diversidad de opiniones.
Entonces, ¿cuál es la respuesta correcta? Esta es una de las múltiples disputas que ha habido a lo largo de la historia de la grabación de audio. Es decir, no es la primera vez.
También hubo muchas reticencias cuando se pasó de las válvulas de vacío al transistor. Y también las hubo cuando comenzó a usarse la cinta magnética en vez de los grabadores de hilo. Las nuevas tecnologías siempre nacen con dudas y reticencias en los usuarios, dividiendo al público en dos bandos: los conservadores y los que quieren algo nuevo.
La que ha tocado a nuestra generación es la lucha entre lo analógico y lo digital. ¿Cuál es la mejor forma de producir un podcast entonces? ¿Hardware o software?
Algo de contexto sobre si producir un podcast con hardware o software
Fue a principios de la década de 1990 cuando los plugins de audio digital asumieron el desafío de mejorar la grabación digital, que al principio sonaban a lata.
Con los años, los sistemas digitales han ido mejorando, creando toda una industria que nos da infinidad de posibilidades. Pero claro, como los plugins digitales en aquellos tiempos no sonaban demasiado bien, los componentes analógicos de hardware basados en válvulas y transistores, volvieron con renovado entusiasmo.
Ahora los usuarios más conservadores reivindicaban una época donde todo se hacía de forma más artesanal. Y los defensores de lo digital defienden un proceso más práctico e infinitamente más económico. Así que los defensores de lo analógico y los defensores de lo digital viven en un nuevo mundo donde todo está en constante evolución, siendo imposible dar una respuesta absoluta sobre qué es mejor.
Sin embargo, parece que vamos hacia un contexto completamente digital. Los estudios de grabación se han vuelto más pequeños y más descentralizados. Las computadoras personales se han hecho cargo de la grabación de audio. Los costos ahora son tan bajos que cualquier niño puede permitirse hacer una edición digital en casa obteniendo resultados profesionales. Y en parte ahí radica el éxito del podcasting.
¿Cómo funciona cada una de las tecnologías para producir un podcast?
Para comprender cómo se ha generado esta dicotomía de hardware o software es necesario saber cómo funciona cada tecnología.
Producir un podcast con hardware
En un equipo de hardware todo es bastante simple. La señal de audio pasa por un componente electrónico alimentado por una determinada tensión. Entonces la señal de audio cambia. Hay dos tipos de componentes en hardware:
- Uno de esos componentes que hacen variar la señal de audio según la tensión están hechos de un material especial: el silicio. El silicio un semiconductor que cambia de estado dependiendo de su mezcla con otros minerales y de la tensión a la que sea sometido.
- Y también podemos encontrar una tecnología anterior al silicio: las válvulas de vacío, que modifican la señal eléctrica mediante el control del movimiento de los electrones en un espacio «vacío» a muy baja presión, o en presencia de gases especialmente seleccionados.
Es posible crear un módulo de audio con componentes de baja calidad o por el contrario recurrir a los mejores fabricantes para obtener una calidad de sonido superior. La selección de dichos componentes y la forma de usarlos es algo que vemos reflejado en el precio final del producto.
Producir un podcast con software
Pero también podemos usar plugins. La mayoría de los plugins están diseñados de dos maneras:
- Un método es enviar una serie de señales de audio medidas a través del dispositivo que emula y graba la salida de audio. Podemos calcular las características de entrada a salida del audio en el dispositivo físico y de ahí podemos extraer una ecuación. Esa ecuación se puede convertir en un código de procesamiento digital que puede emular el comportamiento del hardware que ya hemos visto antes.
- Otro enfoque es mirar el diagrama de circuito del hardware y crear una función de transferencia o ecuación de diferencia. Esto se usa para generar el código DSP. Una técnica común es combinar estos dos métodos para crear un modelo que sea eficiente desde el punto de vista informático y que emule en forma de audio el dispositivo original.
Por supuesto, como en el mundo del hardware, estas técnicas se pueden realizar con gran precisión o de forma descuidada. Por lo general, como en el hardware, aunque no siempre, la calidad del trabajo de investigación y desarrollo se refleja en lo que se paga por el plugin final.
8 razones por las que la gente ama lo vintage
Para empezar a discernir entre el hardware o software, vamos primero con lo vintage. A pesar de las bondades que nos da el ámbito digital, mucha gente persigue la moda vintage: tiene que ser un micrófono vintage, con un previo vintage, pasado a través de un compresor vintage y enrutado a través de más efectos vintage para ser capturado por una… ¿interfaz vintage? De acuerdo, esto último no existe pero, ¿por qué estamos tan entusiasmados con el concepto de grabar con equipos antiguos? ¿Y por qué aparentemente todos los plugins nuevos que van saliendo son solo calcos exactos de equipos antiguos? En realidad hay varias razones.
1. La magia de la calidez
Una de las razones por las que hay un debate tan candente alrededor del concepto analógico versus digital es porque el hardware analógico tiene una calidez mágica que es difícil de describir y aún más difícil de lograr con un procesamiento digital. Lo digital puede emular esa calidez de forma muy real, sí, pero no deja de ser una emulación. Dentro de un plugin no hay transistores, fotocélulas, condensadores o transformadores, que es lo que produce ese sonido tan característico. Aún a día de hoy el oído humano es capaz de percibir de forma inconsciente.
2. La nostalgia
Los equipos analógicos proporcionan el sonido con el que muchos ingenieros experimentados crecieron. A la gente le encanta recordar, y es fácil volver la vista atrás con gafas de color de rosa, pensando que cualquier época pasada fue mejor. Mucha gente quiere volver a aquello, intentando replicar los procesos como si fuera la única forma auténtica de producción de audio. Visto desde un punto de vista objetivo, en realidad esos equipos no sonaban tan bien, pero la nostalgia nos empuja a recrearlo en nuestra mente de forma muy positiva.
3. Lo digital sonó muy mal durante mucho tiempo
Como ya hemos dicho, los primeros DAW y los efectos del software eran muy desagradables al oído. Incluso los primeros DSP, convertidores digitales a analógicos, sonaban bastante mal. Era una tecnología en pañales que necesitaba veinte años de recorrido, los veinte años que ya han pasado. Ya hemos superado aquello. Sin embargo, aquellos comienzos mediocres dejaron mella en el recuerdo colectivo, lo que tardará en borrarse mucho tiempo.
4. Lo exótico de la imprevisibilidad
El hardware de audio analógico se compone de varias partes: pueden incluir válvulas de vacío, transistores, resistencias y condensadores. Aunque originalmente fueron diseñados para tener una respuesta lineal, estos componentes envejecen con el tiempo y su respuesta va cambiando. Con los años, cada componente crea un rompecabezas de sutiles cambios que pueden afectar el sonido original. Los módulos de de hardware no eran perfectos, por mucho que queramos recordarlo de otra forma. A veces, debido a fallos inesperados, tenían un comportamiento extraño que le proporcionaba a una locución o una canción un sonido que luego se convirtió en algo icónico. Bien, pues a veces, estos cambios crean un sonido «accidental» que le da al componente un gran valor artesanal debido a sus cualidades únicas. La audiencia llegó a amar estas unidades de hardware debido precisamente a esas imperfecciones.
Con el software ocurre todo lo contrario, o funciona o no funciona. De alguna manera podemos decir que el hardware puede presentar cambios aleatorios no previstos que un código de ordenador no puede emular. Es difícil recrear las sutilezas impredecibles de los componentes analógicos. No hay imperfecciones, no hay rarezas ni irregularidades. Hacen exactamente lo que prometen y nada más. Si queremos que haga algo inesperado tenemos que crearlo nosotros.
De hecho, tal vez sí que haya ciertas imperfecciones en el software, pero tienen otro aspecto, suenan de otra forma y algunos ingenieros están demasiado apegados a sus equipos analógicos como para investigar en la nueva tecnología.
5. Al ser humano le gustan las cosas bien hechas, pero no perfectas
La producción de audio es más un arte que otra cosa y en las artes siempre hay una impronta de imperfección, algo que no debería estar ahí, pero que le da personalidad. El sonido digital es perfecto, limpio… demasiado limpio, demasiado perfecto. Necesitamos algo de imperfección para que sea interesante, para que suene real. Una pequeña distorsión puede agregar mucho carácter.
Por ejemplo, la saturación es la adición artificial de armónicos de sonido, y los equipos de hardware antiguos agregaron todas esas imperfecciones con estilo, en su justa medida, aunque fuera sin querer. Nos acostumbramos durante décadas a esas imperfecciones que ahora echamos en falta. De hecho, hay toda una industria de plugins que agregan todas esas imperfecciones al sonido. Es decir, hay plugins que solo sirven para ensuciar el sonido y eso, por extraño que parezca, nos encanta.
6. Con lo analógico aprecias más cada efecto, eres más cuidadoso
La adquisición de un equipo de hardware requiere un compromiso firme a largo plazo. Compromiso, porque:
- supone un desembolso de dinero importante
- hay que hacerle sitio en nuestro ya atestado rack
- va a estar ahí, presente en el estudio durante muchos años
Al ser algo tan importante para nosotros, se desarrolla una relación especial, lo tocamos con cuidado, lo mimamos, porque solo hay uno como ese.
El resto de equipos hacen otras cosas, pero ese solo hace lo que sabe hacer. Es único en nuestro estudio. Cuando hemos pasado unas horas cerca de ese aparato lo conocemos a la perfección, a veces mejor que el propio fabricante. Sabemos el ruido que hace, sabemos cuándo salta el relé, sabemos que se está sobrecalentando cuando hace ese sutil zumbido, sabemos las horas de uso que tiene la válvula, sabemos que el potenciómetro de la derecha es un poco más duro que el resto, o sabemos hasta qué punto podemos exprimir su potencial. Desarrollamos una historia de convivencia con el módulo en cuestión y eso hace nuestra vida de productores más rica, si cabe.
En cambio, en cuanto a los plugins, tenemos cientos de ellos y además no están visibles, necesitamos activarlos a propósito. Eso hace que nos olvidemos de ellos, que no los exploremos lo suficiente. Sinceramente, la mayoría de plugins que compramos pasan su vida útil instalados en nuestro ordenador sin apenas uso, completamente infrautilizados.
7. Los diseñadores de plugins siguen la estela
Para un diseñador de plugins es mucho más fácil diseñar algo inspirado en un concepto ya conocido en lugar de inventar algo completamente nuevo. Sospecho que es por eso que el mercado de los plugins está inundado de emulaciones de software de esta o aquella pieza de equipo vintage.
Sí, algunos de los equipos originales eran geniales, pero no necesitamos trece emulaciones diferentes hechas por once marcas diferentes.
Tal vez esa pereza en el proceso de investigación y desarrollo de los plugins haga que los diseños sean más conservadores, siendo fieles al rastro de lo que un día fue. Y cuando el 90% de los nuevos plugins que llegan al mercado son emulaciones de equipos de hardware antiguos, de alguna forma nos están diciendo a los consumidores que comprar plugins en forma de equipo vintage es la forma correcta de producir audio.
Así las cosas, obtenemos la sensación de que tal vez lo analógico sea mejor.
8. La paradoja de la elección
Hay algo que decir sobre las limitaciones creativas. Es una realidad que con una cadena de audio de hardware hay menos opciones que con un montón de plugins en tu disco duro. Pero esto no tiene por qué ser necesariamente malo. Tener menos opciones al alcance de la mano sobre cómo procesar sonidos puede ayudarte a encontrar nuevas formas de usar las viejas opciones, los métodos de la vieja escuela. Y puede ayudarte a estimular tu imaginación.
Por lo tanto, restringirse teniendo menos piezas de equipo en tu rack puede ayudarte a ser mejor productor de audio. Está demostrado que las ficciones sonoras de hoy en día no son mejores que las de hace 50 años. De hecho suenan más o menos igual. Si no fuera por la orquestación y el cambio de estilo de las músicas utilizadas, no podríamos diferenciar entre una pieza de los años setenta y una ficción de la actualidad. Esto indica que equipos más modernos no hacen mejores producciones sonoras.
Tal vez ganemos en rapidez o en eficiencia, pero no en calidad. Un equipo de hardware puede alentarte a apoyarte menos en la ingeniería, como si fuera una muleta, y hacer que uses más tu cabeza. Y eso nunca es malo. Al final, nos encontramos con la paradoja de la elección, un equipo de hardware, con menos opciones puede llegar a ser una herramienta más rápida. No hay lugar para la parálisis de análisis cuando solo tienes una opción. Y a veces, tener una sola opción puede ayudarte a superar esa decisión y seguir adelante con el proyecto.
8 razones por las que la gente ama lo digital
1. Capacidades más allá de lo imaginable en sonido
Sigamos analizando la cuestión «hardware o software». Vamos ahora a la parte digital. A decir verdad, los procesadores digitales están alcanzando hazañas impensables a principios de siglo:
- Niveles de fidelidad nunca vistos, despertando frecuencias que creíamos que no estaban en nuestra canción favorita
- La eliminación inteligente de frecuencias, haciendo que grabaciones de hace 100 años suenen como si fuera algo actual, algo que ni el mejor hardware de restauración de audio podría soñar
- La afinación de voces que no afinan… eso ha sido un gran cambio en la industria
- Colorear un sonido para que parezca que estamos usando un micrófono de alta gama
- Recrear acústicas virtuales de lugares donde nunca hemos estado
- Emulaciones de sonido analógico que cada vez distan menos del sonido analógico real.
El poder de los últimos plugins, su capacidad para realizar funciones que ni siquiera podíamos imaginar hace 10 o 20 años, es innegable.
2. En cualquier orden, en cualquier momento
Los plugins permiten duplicar, insertar o reorganizar la cadena de audio tanto como se quiera. Un plugin se puede usar más de una vez en la misma sesión al mismo tiempo. Sin embargo, el uso del hardware en una sesión está limitado a cuántas unidades puedes comprar, que por lo general suele ser una de cada. De modo que, en este sentido, la inversión que haces en el plugin se puede amortizar aún más.
Por otra parte, las inserciones de software se pueden reorganizar más adelante. Imagina que al inicio de la producción tenías un orden determinado, pero luego decidiste que era mejor de otra forma. Esa facilidad para cambiar las cosas de sitio estimula la creatividad en el diseño sonoro y la mezcla. Cambiar el orden de los módulos en un rack de hardware es para pensárselo dos veces.
3. Hacer y deshacer hasta el infinito
Otra característica del software que puede estimular nuestra imaginación es la capacidad de hacer o deshacer un ajuste indefinidas veces, tanto como quieras, tanto como te permita la máquina. Con el software, puedes realizar cambios, agregar o eliminar plugins antes, durante y después de la grabación, sin que afecte al sonido original. Si usas efectos de hardware, solo tienes una oportunidad de hacerlo bien. Si quieres volver a hacer el proceso, el audio se graba nuevamente con la impronta del hardware. Podrás volver a procesar, pero no podrás deshacer lo que ya está procesado. Eso significa que no hay cambios sin sacrificio, no hay cambios sin una molestia. Los cambios en hardware, en general, no se pueden deshacer. Hay técnicas para preservar el original, pero, como decimos requiere de tiempo y energía extra del que a veces no disponemos.
4. Hasta un 90% más económico
Cuando se trata de costo de adquisición, los plugins ganan por goleada, sin duda. Mientras que un compresor de alta gama puede costar 6000 dólares, un plugin que imite el sonido de ese módulo puede costar 100 dólares de media. En el peor de los casos tendremos que actualizar nuestro plugin cada dos años años, durante los próximos 40 años. Y pongamos que tengamos que pagar el plugin de nuevo cada vez que actualizamos. Eso sumaría un total de 2000 dólares en 40 años. Aún sigue siendo una tercera parte de lo que costó el módulo de hardware, consiguiendo un sonido muy parecido. Por unos cientos de dólares puedes hacerte con un pack de plugins que emulen los mejores módulos analógicos del mercado, que en versión hardware, costarían cientos de miles de dólares.
5. Se puede extrapolar a nuevos equipos
Un plugin es algo que podemos copiar en un nuevo equipo. Por lo general una licencia de plugin nos permite tenerlos instalados en varios equipos a la vez y esto es fantástico, porque podemos tener una misma cadena de audio duplicada en varias ubicaciones, lo que nos brinda más libertad para intercambiar proyectos con compañeros o para trabajar en remoto, algo impensable en el mundo del hardware.
6. 1 o 1000 plugins ocupan el mismo espacio físico
Los plugins no son algo físico con lo que debamos cargar. Sencillamente aparecen ahí, en una pantalla, con un solo clic. Esto nos permite apilar docenas de instancias en un mismo proyecto o sobre una misma pista, sin que nuestro portátil pese más o sea más grande. Y por supuesto, no ocupan espacio en nuestro estudio.
7. Los plugins admiten automatizaciones
Si quieres que los parámetros del efecto cambien a lo largo de la producción, puedes dibujarlos tú mismo con un controlador MIDI o con el mismo ratón. Después, la máquina reproducirá tus movimientos. Puedes dibujar con precisión esos cambios con automatización en lugar de tener que «realizar» esos cambios manualmente cada vez que creas la mezcla.
8. Duplica resultados, sin duplicar el coste
Prácticamente todos los plugins pueden procesarse en estéreo, mientras que una unidad de efectos de hardware podría estar restringida a mono… a menos que compres un segundo ejemplar.
Aspectos comunes al producir un podcast con hardware o software
Obsolescencia programada para decidir entre hardware o software
Vamos ahora con la obsolescencia. Cuando hablamos de obsolescencia programada casi siempre nos referimos al marco de tiempo que puede durar un aparato respecto a la vida del usuario. Si una persona vive 80 años, debemos pensar que, a menos que sea rica, no podrá comprar un equipo de producción de audio definitivo hasta bien entrados los treinta. Así que podríamos decir que un equipo está libre de obsolescencia programada si dura más de cuarenta o cincuenta años.
Obsolescencia en el software
Este es el mal mayor del usuario de cualquier cosa digital, la ruina existencial de cada persona que se enfrenta a un ordenador. Un hardware analógico es para toda la vida. Si haces un desembolso en hardware, ese módulo o ese micrófono se conservará en perfectas condiciones incluso después de tu jubilación. Incluso si es una tecnología de válvulas, aún hoy, setenta años después de haber quedado obsoletas, se siguen fabricando repuestos y el entusiasmo por esta tecnología sigue en alza.
Todo lo contrario que con los plugins. La compra de un plugin nos garantiza cinco o diez años de funcionamiento. Cada vez que actualizamos el sistema operativo nos arriesgamos a que los plugins dejen de funcionar. El fabricante puede ofrecer o no una actualización y puede o no cobrarte de nuevo por ello. Cualquier estudio basado en software siempre va a necesitar una inversión constante en actualizaciones. Además, los plugins, como cualquier archivo digital, pueden corromperse inexplicablemente, o pueden eliminarse accidentalmente, o el desarrollador podría desaparecer de la faz de La Tierra y dejar de dar soporte. Ese es el mundo digital. Estás comprando una licencia para usar algo durante un período de tiempo, pero no estás comprando algo tangible. Es decir, que los plugins son el ejemplo más representativo de obsolescencia programada.
Obsolescencia en el hardware
Obviamente, los más puristas afirman que un equipo analógico también está sujeto a la obsolescencia programada. Cualquiera que haya tenido algún equipo analógico sabe que estas cosas tienen partes móviles, circuitos que un día, sin previo aviso, dejan escapar el misterioso humo blanco con el olor desagradable… son los condensadores volviéndose crujientes, son las resistencias friéndose. En términos absolutos es así. Los transistores se queman, las resistencias se fríen, los condensadores se secan y las válvulas de vacío se quedan sin su noble gas. Y cuando toque reemplazarlos no habrá repuestos de aquella época, sino que habrá que reemplazarlos por componentes equivalentes disponibles en ese momento, que podrán sonar o no de la misma manera.
Sí, el equipo analógico también está sujeto a la obsolescencia programada, pero una obsolescencia más sutil. Tal vez no todos los equipos de hardware duren 40 años intactos, pero muchos de ellos logran acercarse a esa cifra. Por ejemplo, en estos momentos es muy fácil encontrar equipos de los años 90 funcionando en perfectas condiciones. Así que en los equipos analógicos hay un desgaste, por supuesto, pero ese desgaste es mucho más lento. Aún hay compresores de los años 50 funcionando con sus componentes originales.
Manejo de los parámetros para elegir entre hardware o software
En el hardware
En una cadena de audio de hardware, aparte de la sensación sonora, también podemos disfrutar de la facilidad de uso con unos mandos reales, mandos físicos que podemos sentir con las manos. Esto nos permite un manejo más intuitivo de la cadena de audio. Pero el hecho de tener que manejar todo de forma manual también tiene su parte oscura. Cualquier persona que haya tenido que reprogramar los parámetros de una cadena de audio para un trabajo en concreto sabe de lo que hablo. La idea de pasar una hora o más reprogramando cada mando o fader tan sólo para bajarle 1.5 dB al micrófono solo porque el cliente así lo ha pedido es una pesadilla para cualquier ingeniero.
De hecho, antiguamente, los ingenieros principales casi nunca tenían que reprogramar sus propias sesiones. Los chicos de prácticas hacían ese trabajo. Llevaban un registro en papel de cómo estaba cada mando y los configuraban según fuera el caso. Porque registraste todos los parámetros, ¿verdad? Volver a una mezcla completa puede tomar bastante tiempo. Pero, ¿sabes cuál es la peor parte? Nunca volverá a ser 100% igual. Las notas de la sesión, por muy detalladas que sean, te acercarán mucho, pero nunca pueden hacer que vuelvas a tener exactamente el mismo sonido de la mezcla previa. Es algo muy frustrante. Lo mismo aplica para otros tipos de flujos de trabajo analógicos. En el mundo analógico, la configuración de los parámetros es algo del momento.
En el software
Con los plugins es todo lo contrario. Manejar los controles de los plugins puede causar una sensación de vacío, como si faltase algo. Con mucha paciencia, tienes que apuntar con el ratón al mando correcto y tener mucha precisión, porque girar un control con un ratón no es lo más intuitivo del mundo. Eso sí, una vez has conseguido la configuración perfecta puedes guardar la configuración en un preset, es decir, el sistema memoriza la posición exacta de cada parámetro.
Es decir, que una de las grandes maravillas del mundo digital es que los plugins tienen memoria. Y aquí sí, amigo mío, la mezcla sonará exactamente igual de una sesión a otra. Pero no solo eso, puedes crear plantillas completas, cargar sesiones enteras, con pistas y plugins predeterminados, cada uno con la configuración que quieras. Así puedes tener plantillas para producir una cuña, otra para producir un podcast y otra para grabar un audiolibro. O puedes crear perfiles de configuración diferentes para cada invitado a tu podcast. Cuando abre una sesión una semana o un año después, cada plugin recuerda cómo se configuró por última vez.
¿Producir un podcast con hardware o software suena igual?
Esta es la pregunta del millón. ¿Un plugin equivalente suena igual que homólogo en hardware? ¿Hardware o software? Es difícil de decir. Quizá la pregunta correcta sería: ¿Qué plugins específicos para emular qué parte del hardware específico y durante cuánto tiempo? Porque dependiendo del tipo de proceso, del desarrollador del plugin y la aplicación que tenga, los resultados pueden ser muy diferentes. Después de todo, un compresor de hardware puede sonar completamente diferente a otro, incluso si cuestan lo mismo. Y también depende de la aplicación, porque una voz para locución de publicidad suena muy distinta a la narración de un audiolibro o un podcast de crítica de cine.
Y no solo eso, sino que un mismo módulo de hardware suena distinto a lo largo de su vida útil, también suena distinto dependiendo del rendimiento de sus válvulas en ese momento o de la temperatura si es un módulo con transistores de germanio. Así que en términos absolutos, ¿qué suena mejor en realidad? Yo diría más bien que es algo subjetivo y que depende en gran medida de tu experiencia y el momento de la producción sonora que hayas vivido. Cada vez quedan menos entusiastas nostálgicos del sonido a válvulas, como es natural. Pero también hay una nueva ola de jóvenes productores que sienten curiosidad por los procesos tradicionales. ¿Hardware o software? Aún no está claro. Hay más factores.
También afecta el soporte de grabación cuando se trata de hardware o software
La tarjeta de sonido
Y ya puestos a hablar de cómo suena algo, en esta discusión entre hardware o software, no debemos olvidarnos del soporte en el que grabamos. Podemos tener el mejor equipo analógico del mundo, pero si queremos que nuestra audiencia escuche nuestra creación no habrá más remedio que digitalizar ese maravilloso sonido analógico. Y al pasar por los fríos transistores del presente, ¿no estamos acaso cambiando su sonido? Es decir, ¿no está siendo nuestra producción víctima de la inevitable degradación de audio causada por toda esa conversión AD/DA adicional?. Total, que al final tus equipos son sólo tan buenos como tu D/A. En este punto es donde tu interfaz de audio realmente comienza a tener un impacto en el producto final de tu mezcla. La conversión AD/DA de mejor calidad es casi invisible. Pero las interfaces de menor calidad pueden arruinar ese maravilloso sonido.
Los plugins pueden sonar muy bien
En muchos casos, un plugin de buena calidad puede sonar mejor que un hardware de gama media. ¡Te puedes sorprender! Y sí, los plugins de alta gama son así buenos. Como ya hemos dicho el procesamiento digital tuvo muy mala reputación en los primeros días de la era digital. Pero los plugins han avanzado mucho. Ahora son una parte muy importante del mercado de equipos. Los desarrolladores de plugins han invertido cantidades ingentes de dinero y han contratado a ingenieros muy talentosos para solucionar el problema de crear herramientas digitales con gran sonido.
Aunque no todos los plugins son iguales
Claro, no todos los plugins son iguales. Pero los plugins de calidad profesional de los mejores desarrolladores hacen mucho más que intentar imitar a los equipos analógicos. Hoy en día la tecnología de modelado de hardware es increíblemente sofisticada. Los diseñadores de plugins se esfuerzan bastante en reproducir las no-linealidades de los circuitos análogicos. Por otro lado, la fabricación de equipos de hardware también ha mejorado mucho. Los procedimientos de control de calidad modernos se aseguran de que la fabricación de hardware es más consistente que nunca. Esto hace que sea más probable que una emulación en software se comporte exactamente igual a una unidad de hardware. Para equipos modernos que nunca han dejado de ser producidos, el modelado exhaustivo es suficientemente efectivo, y la diferencia entre el hardware y una emulación de alta gama no es muy grande. Y esa diferencia es cada vez más pequeña.
¿Hardware o software? La opción híbrida, la suma de todo
Llegados a este punto, está claro que no hay un claro ganador. Sin embargo, sí que hay algo que podemos hacer para obtener lo mejor de ambos mundos: una cadena de audio analógica grabando el resultado en un sistema digital de alta fidelidad. Hasta ahora no hay nada que pueda superar eso. Analógico o digital, ¿qué suena mejor? Ninguno de los dos. Depende de la aplicación, depende de la persona, depende de lo que queramos conseguir, depende de nuestro presupuesto. Ahora mismo estamos en un momento en el que los mejores creadores de audio usan ambos sistemas, ponderando la presencia de uno u otro según lo que necesitan. Usan lo que para ellos funciona mejor. Tal vez la respuesta sea que tú debes encontrar tu propia configuración de equipos, la que mejor se adapte a ti.
El hardware es difícil de justificar, pero brinda cierto estatus
Cuando se trata de una afición
Cuando se trata de hacer un podcast por afición, lógicamente una cadena de hardware no tiene ningún sentido. Hay otras muchas cosas en las que invertir el dinero antes que en mejorar el sonido un 5%. Además, mientras el podcasting se siga distribuyendo en formatos ultracomprimidos la diferencia entre hardware y software, si la cadena está bien configurada, puede ser inaudible. Tal vez en otras industrias, como en voiceover o en doblaje tenga algo más de sentido, pero aún así sigue siendo difícil de justificar. Incluso en esas industrias, si pusiéramos previos y micrófonos que costasen diez veces más, ¿la audiencia apreciaría la diferencia? Sinceramente, no lo creo.
Cuando se trata de algo más
Dicho esto, más allá de cierto umbral de mejora, aunque no lo creas, una buena cadena de audio se puede adquirir no para sonar mejor, sino para aparentar más. Es decir, no compramos la cadena de audio para que la audiencia lo oiga mejor, sino para seducir al cliente. Desgraciadamente las personas no iniciadas en audio aún se dejan maravillar por una sala llena de botones y luces. Y en ocasiones, tristemente, el cliente elije el estudio que tiene más de esto.
Cada vez es menos así y creo que en esta década erradicaremos este problema, pero hasta no hace mucho he visto tomar decisiones en función del equipo de hardware que tenía el estudio. Es así, hay clientes que se dejan guiar por la cantidad de hardware físico que hay presente en el estudio. Aunque no se use. Eso da al estudio cierto estatus frente al cliente. Si pudiéramos crear réplicas exactas de las carátulas de los previos y presentarlas en un rack, aunque fuera una carcasa vacía, haría el mismo efecto, porque lo importante no es cuanto tengas, sino lo que puedes hacer con ello. Por eso, hoy en día el hardware es difícil de justificar, aunque brinde cierto estatus.
Conclusión
El potencial creativo está en ti
¿Hardware o software? No nos vamos a engañar, tener una cadena de audio de hardware es genial, pero no es imprescindible. Si sientes que no puedes hacerte con un equipo de hardware no te preocupes, no te estás perdiendo nada importante en la creación de productos sonoros. Puedes seguir creando exactamente igual. Las mejores herramientas que tienes son tu experiencia, tu estilo y tu creatividad. Todo lo demás es opcional, incluso si hablamos del mejor equipo del mundo. Y los plugins hoy en día tienen suficiente calidad y fiabilidad para constituir todo lo que necesitas mientras creces en experiencia, mientras aumentas tu portfolio. Y si en algún momento de tu carrera quieres experimentar con un equipo de hardware, por ejemplo, un stripchannel, adelante, es importante que un creativo sonoro, ya sea podcaster o narrador de audiolibros, tenga esa experiencia.
Esta discusión sobre hardware o software ha durado demasiado
Lo que sí que es cierto es que esta discusión de hardware o software ha durado demasiado. En mi opinión es un tema estéril sobre el que llevamos elucubrando desde la llegada de Pro Tools, o «Sound Tools», como se conocía originalmente. Nuestra carrera profesional y nuestra vida es más corta de lo que creemos. Dentro de poco estaremos retirados y ya no importará si usábamos ceros y unos, o usábamos válvulas de vacío y transformadores. Nada de eso va a importar. Lo que importa es nuestro legado, la cartera de productos sonoros que dejaremos en los servidores de Internet para que otros puedan disfrutarlos.
Depende de las circunstancias de cada uno
Aceptemos las dos vertientes de nuestra realidad. ¿Hardware o software? Por un lado, hay determinados módulos de hardware que nunca podrán recrearse con total fidelidad en el plano digital y un día formará parte de la historia de la producción sonora. Y por otro lado, hay un ejército de plugins excelentes que siguen mejorando cada día y que un día superarán a ciertos módulos de hardware, en ocasiones sobrevalorados. Y esa realidad es imparable. Así que seamos realistas y dejemos atrás esta discusión y centrémonos en la creación de productos sonoros fascinantes. Sigamos alimentando el teatro de la mente.